La visión sesgada del país con una economía arrodillada a las actividades extractivas

“La minería nunca ha sido la industria predominante en la generación del PIB en la época colonial y menos en los tiempos republicanos.”
Cerro Pasco y el tajo abierto en medio de la ciudad
Bíkut Toribio Sanchium Yampiag
Bíkut Toribio Sanchium Yampiag
Investigador- Centro Bartolomé de las Casas
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El pensamiento amazónico andino es totalmente diferente al occidental, directamente, al del Estado peruano, que contiene elementos coloniales. Es crucial reconocer esta realidad, como varios puntos más de nuestra sociedad, para no perder el horizonte de la discusión en la construcción de nuestro país. Durante años se ha invalidado, hasta ahora, el pensamiento político-filosófico de estos dos mundos: la Amazonía y los andes. Valga decir, a partir del paradigma de la lógica occidental se toman decisiones determinantes en la dirección de la “nación”, lo que ha provocado tensiones o confrontación, porque se trata de una imposición más que de un consenso. Es decir, aún no hay un entendimiento mutuo, sino superposición del ideal occidental de la vida, la sociedad, el país, el quehacer político y la economía en aras a la “Modernidad” y la “Civilización”.

Por eso, es difícil que haya tregua entre los pueblos andinos amazónicos ante las medidas políticas y económicas, discursos, mecanismos de diálogo, entre otros, con el Estado peruano. Además de que, el gobierno peruano tiene un perfil construido con antecedentes que han roto el tejido social con mentiras, promesas incumplidas, quiebre de acuerdos, violencia sangrienta, manipulación, protección del interés de un grupo privilegiado, encubrimiento de corrupción, legitimación de injusticias, entre otros. Es decir, la confianza, principio vital para convivir a pesar de las diferencias, no existe a más de 200 años de la vida republicana.

Así, se puede hablar que la capacidad en la construcción del país en el Perú es limitado frente a su compleja realidad. Pues, la mayoría es marginada de las decisiones con “visión de la nación”, la cual es grave en un territorio diverso a nivel cultural, por lo tanto, con pensamiento filosófico variado. Solo un ejemplo, del total de 55 pueblos amazónicos y andinos reconocidos, ¿cuántos tienen representantes en el Congreso? Incluso, así no se trata de estos pueblos, hay pocos decidiendo de cómo tiene que ser la nación, excluyendo el interés de la mayoría, como si no fueran parte. Entonces, hay sesgo en la construcción del país. Y, mientras este error no se corrija, es vano esperar una nación inclusiva, soñada. A partir de esa mirada (que no es la única), es innegable los orígenes de las crisis sociopolíticas y económicas.

 

“Es difícil que haya tregua entre los pueblos andinos amazónicos ante las medidas políticas y económicas, discursos, mecanismos de diálogo, entre otros, con el Estado peruano”

 

Por otro lado, en el Perú se ha consolidado la narrativa de que el país puede ser más grande con el desarrollo económico basado en la riqueza minera o actividades extractivas (Alarco, 2024). Es una mirada netamente economicista, una visión Estado-Empresarial o lógica occidental. No está mal, pero asumir que es la única y el principal motor para engrandecer al país y a todos los (as) peruanos (as) es rechazar la realidad. Es, además, engañarnos a nosotros mismos (se explica en los primeros párrafos de este texto).

De hecho, Seminario (2016) en su vasto libro de investigación de 300 años de la historia económica del Perú, sostiene que la actividad minera ni siquiera en la época colonial ha sido la principal; es nueva. En sus propias palabras: “la minería nunca ha sido la industria predominante en la generación del PIB en la época colonial y menos en los tiempos republicanos.” (Seminario, p. 380, 2016). Esto explica que, la mayoría de los pueblos del Perú no han dependido de esta actividad, sino de la agropecuaria. Por eso, la hipótesis de que la minería es el motor de la economía peruana es incierta. Aceptar esa realidad podría evitar muchos problemas: conflictos ambientales, enfrentamientos entre comunidades, imposición de leyes del interés privado, propuestas económicas incoherentes, crisis económicas locales, entre otros, que no beneficia al país, peor aún a la población afectada por las actividades extractivas como la minería.

A nombre de la prosperidad, modernidad y civilización basada en la minería, el país ha sufrido tantas pérdidas, además de lo económico, muchas vidas y ha debilitado el sistema de justicia, por lo que no se ha logrado cerrar las heridas abiertas. Es decir, la economía peruana durante los últimos años ha sido controlada por grandes corporaciones dedicadas a las actividades extractivas. Sabemos que este no es el camino si queremos que el Perú logre un desarrollo incluso como nación integral (aún inconclusa). Si no se logra la diversificación productiva, ni se incluye en la visión del país a los pueblos amazónicos andinos, tampoco en las principales instituciones del Estado, seguiremos arrastrando los mismos problemas a nombre de la mejor vida que publicita la visión occidental.

 

“Si no se logra la diversificación productiva, ni se incluye en la visión del país a los pueblos amazónicos andinos… seguiremos arrastrando los mismos problemas a nombre de la mejor vida que publicita la visión occidental”

 

Si el país fuera para todos (as), donde el trato es igualitario, con justicia predominante, una nación construida en conjunto, no sería posible ver el rostro de una mujer entre lágrimas sangrando al estar en contra de la actividad económica extractiva (minera) que, al contrario de la promesa de vida mejor, le arruinan. ¿Qué nos dice esta imagen? Que estamos lejos de hacer posible ese país más inclusivo e igualitario. Que en los más de 200 años la clase política, la élite intelectual, los (as) líderes y los centros educativos con prestigio no han sido capaces de tejer el país ni responder los principales problemas. Así que, se hace necesario la auto reevaluación de cada institución, empresa, partido político, academia, intelectuales, entre otros. Es imposible que solo un grupo a pesar de toda su capacidad de conocimiento (ciencia) sea capaz de construir una patria con territorios y pueblos diversos. En el mundo real del Perú se requiere la visión amazónica andina.

Con estos problemas vigentes, factor limitante en encaminar con seguridad al país, queda claro que aspirar a estar a la altura de las naciones de “primer mundo” con tecnologías de punta, conocimientos científicos avanzados e instituciones al nivel de responder las amenazas globales es una utopía, porque simplemente no tenemos capacidad como país. Es frustrante, pero esta es nuestra realidad que nos toca ir trabajando en conjunto.

Por último, comunidad, si el país se construyera con la visión de comunidad, cerrando las heridas de nuestro pasado con el sueño de un futuro en común, ¿no creen que sería diferente la situación? Aquí se trata de rescatar los elementos predominantes que la caracterizan a la comunidad y la hacen diferente, donde a pesar de las diferencias, conviven y afrontan unidos los problemas más graves. No tenemos que desviarnos de esta aspiración y debería ser la prioridad en todas las estructuras del Estado peruano. Por ahora, en el país dirigido por los “intelectuales criollos” no hay una nación en común. De acuerdo a Portocarrero (2015), en el Perú aún no se logra el llamarnos “nosotros” en vez de otros (as) o aquellos (as).

Referencias:

Alarco, G. (2024). Narrativas económicas frente a la crisis sociopolítica en el Perú 2022-2023. En E. Toche (Ed.), Institucionalidad bajo ataque (pp. 231-253). Desco. https://www.desco.org.pe/institucionalidad-bajo-ataque-serie-peru-hoy-n%C2%BA-43

Seminario, B. (2016). El desarrollo de la economía peruana en la era moderna: precios, población, demanda y producción desde 1700. UP. http://hdl.handle.net/11354/1160

Portocarrero, G. (2015). La urgencia por decir “nosotros”. Los intelectuales y la idea de nación en el Perú Republicano. PUCP.