Bicameralidad y reelección para sinvergüenzas

"La alianza del fujicerronismo apoyados por el resto de sus partidos satélites han convertido al Congreso en un grupúsculo que actúa en función a sus mezquinos intereses personales y de grupo".
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Jorge Ponce
Jorge Ponce
Periodista
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“Ahora tendremos dos cámaras de sinvergüenzas vendiendo votos y canjeando su impunidad”. Con estas palabras lapidarias descalificó César Hildebrandt la creación de la bicameralidad y la reelección el 2026 de los actuales congresistas.

Ciertamente, para qué queremos dos cámaras, si con una basta. Si no hubiera corruptos y bastardos intereses, el Congreso con una sola cámara podría aprobar mejores leyes al servicio del pueblo.

Pero estos congresistas mafiosos se han apoderado del Congreso con total impunidad, y hacen y deshacen como les da la gana desde este poder del Estado.

La alianza del fujicerronismo apoyados por el resto de sus partidos satélites, aplicando una política dictatorial han convertido al Congreso no en un recinto democrático donde se represente a todos los peruanos, sino en un grupúsculo que actúa en función a sus mezquinos intereses personales y de grupo.

Por ejemplo, fujimoristas y cerronistas juntos destruyeron la SUNEDU. Impidieron las elecciones primarias en los partidos. Se tumbaron la colaboración eficaz. Golpearon la meritocracia en la carrera pública magisterial. Eligieron un TC a la medida de sus intereses y a un Defensor del Pueblo que no les sea incómodo. Detuvieron los plazos de prescripción para los delitos de corrupción. Están por traerse abajo a la JNJ. Impidieron el adelanto de elecciones, entre otros.

Pero quiénes son los responsables dentro de todo este desmadre congresal. Primero, el cerronismo que teniendo en un inicio la bancada parlamentaria más numerosa no tuvo ningún empacho para aliarse con el fujimorismo y el resto de la ultraderecha y así chantajear y amenazar al otrora gobierno de Pedro Castillo.

Una vez que cae el golpista Castillo, el cerronismo opta por desarrollar una política mañosa, camaleónica y sin empacho con el objetivo central de quedarse hasta el 2026, para seguir medrando de todas las granjerías y beneficios que otorga el poder político.

Otra responsable es, indudablemente, Dina Boluarte con su enfermiza ambición de permanecer en el poder cueste lo que cueste hasta el 2026, cuando el pueblo exigía nuevas elecciones.

También posee responsabilidad la mayoría del pueblo peruano que, con excepción de las regiones del sur, viven en una total inmovilidad social y política. Un pueblo inerme que mientras que no le tocas directamente los bolsillos, prefiere permanecer en una vida estoica, distraído con circo y migajas.

Y finalmente, están los partidos que dicen representar al Perú profundo, desorganizados, divididos y carentes de líderes con auténtico arraigo popular.