La primera mujer de esta historia es Eli Fernández Zevallos, asháninka de 49 años, fue víctima del terrorismo y tuvo que luchar desde muy niña junto a su madre para salvar su vida y la de su familia, por el desplazamiento forzado llegó a la comunidad nativa San Pascual del distrito de Satipo, una zona que por años buscó el ayuda del gobierno para superarse y preservar su cultura e identidad.
Con el liderazgo de Enner de la Cruz, jefe de la comunidad e hijo mayor de la señora Eli Fernández, San Pascual logró incursionar en los proyectos productivos que ofrecía el municipio. El 2021 gracias al esfuerzo de las 8 familias de artesanas que se capacitaron en los talleres de Educación Financiera y Promoción de Iniciativas Económicas, lograron participar en el concurso “Construyendo emprendimientos” desarrollado por Alianza por la Amazonía frente al Covid-19 de CEDRO y USAID, así obtuvieron apoyo económico en materia de máquinas, insumos y herramientas para implementar el taller de artesanías que tanto habían anhelado
Eli Fernández es la presidenta de la asociación de mujeres artesanas de San Pascual y junto a 8 mujeres tejedoras se abren camino para generar ingresos y mejorar su economía familiar a través de la venta de saratos y telares asháninkas, a nivel local y nacional.
La señora Eli también es agente comunitario de salud y cuenta que en plena pandemia tuvo que aprender todo sobre la enfermedad del Covi-19 para enseñar y salvaguardar la salud de sus hermanos asháninkas mediante la práctica de las medidas preventivas como el lavado de manos, uso de la mascarilla y distanciamiento social.
La comunidad nativa San Pascual y las 100 familias asháninkas que la habitan, abren sus puertas para ofrecer el trabajo artesanal de sus manos con el legado, historia y sobre todo valentía que caracteriza a sus mujeres.
Nuestra segunda mujer coraje es Gladis Ariche Vilcahuaman, huancaína y madre de 3 hijos, vive más de 24 años en Pangoa y junto a su esposo forjaron un negocio familiar que empezó hace 6 años, la elaboración y venta de snacks de pituca, plátano y camote.
La emprendedora narra que en marzo del 2020 se abastecieron con dos camiones de plátanos para el inicio de clases, sin embargo, la declaración de emergencia sanitaria y la cuarentena en nuestro país los hizo perder ese capital, “tuve que empezar de nuevo” dice Gladis.
Gracias a uno de sus clientes se enteró de unas capacitaciones en educación financiera e ideas de negocio de CEDRO en las que participó junto a su esposo, a partir de eso Gladis se proyectó a crecer, producir y vender más snacks a nivel provincial y nacional, en el 2021 ella también participó en el concurso “Construyendo Emprendimientos” siendo ganadora de una máquina picadora y freidora más grande para tener más stock y llegar a mas lugares con sus productos.
Gladis es una mujer fuerte, empoderada y que lo da todo por su familia, así como ella muchas mujeres lograron superar la crisis económica que acarreó la pandemia y es propicio dar a conocer su historia para contagiar a muchas más de esta experiencia exitosa.