Tres pequeñas lagunas artesanales, llamadas también qochas, construidas en las alturas del distrito de Pucará, comenzaron a almacenar el agua de lluvia que por esta época cae en el valle del Mantaro, y servirá para atender los cultivos agrícolas, incluso para el consumo humano.
Estos tres reservorios artificiales y artesanales, están ubicados de 4100 metros sobre el nivel del mar, en el paraje Taraunio, del anexo Talhuis, en Pucará. Tienen una capacidad de almacenamiento de 9 mil 900 metros cúbicos de agua de lluvia, que permitirán irrigar 967 hectáreas de tierras de la comunidad campesina.
Los agricultores de Talhuis inauguraron las qochas danzando el tradicional akshu tatay, o la fiesta del recultivo de la papa, y pusieron en marcha la fase de siembra y cosecha de agua de lluvia, resultado del trabajo impulsado por la Comisión de Ecología de la Pastoral Social de Dignidad Humana del Arzobispado de Huancayo, financiado por la Obra Episcopal de la Iglesia Católica, Misereor.
El cardenal Pedro Barreto Jimeno resaltó la importancia de proteger el agua, puesto que es importante para los seres humanos.
Una ventaja de estas qochas es que permitirán atender al agro de la zona en la época de sequía, resaltó el coordinador del proyecto, César Taipe.
La primera qocha logrará acumular 5 mil 600 metros cúbicos de agua. La segunda, 2 mil 800 metros cúbicos y la tercera, mil 500 metros cúbicos, atendiendo a 6 mil 184 habitantes de los 7 barrios del distrito de Pucará.
Las qochas realizan la recarga hídrica de los acuíferos en las partes altas de las cuencas hidrográficas, agua que en las partes bajas se expresa en puquiales y manantiales, utilizados por los agricultores familiares.