Escribe: Jorge Ponce Cangaguala [periodista]
Como una soterrada conspiración política contra el presidente Pedro Castillo podría calificarse toda esa propaganda sensacionalista desatada por la gran prensa en los últimos siete días, que enmascaraba un apoyo disimulado a esa moción de vacancia presidencial presentada por la ultraderecha en el Congreso.
Uno de esos canales de televisión se la pasó durante toda la semana diciendo que el domingo iba a pasar unos “audios bomba”, en el que demostrarían que el presidente Castillo es un corrupto. Nada de ello sucedió, pues el mentiroso “audio bomba” no fue ni siquiera un cuetecillo de Navidad. Hacer ese clase de periodismo escudándose en la llamada libertad de expresión, se llama conspiración contra el Estado y está penalizado en la ley.
Si mañana martes 7 el Congreso aprueba que Pedro Castillo comparezca en el marco de una eventual vacancia, se deberá en gran parte a que algunos congresistas de la centro derecha se dejaron influenciar por esa malhadada campaña.
“Hasta hoy no se ha demostrado que Castillo sea un corrupto o que esté vinculado directamente a hechos de corrupción, salvo que una prolija investigación demuestre lo contrario. No obstante, pienso que el presidente tiene tres defectos: Desconfiado, torpe y que todavía no aprende a comunicarse directamente con el pueblo”
Es más, cuando uno lee los motivos de esa moción de vacancia presentada por la cuestionada congresista Patricia Chirinos, de verdad que es un mamarracho, sin ningún sustento valedero para pretender una vacancia presidencial.
Sin embargo, debemos reconocer que el presidente Castillo cometió algunos errores, del que se aprovecha la gran prensa para hacer sensacionalismo y escandalete. Hasta hoy no se ha demostrado que Castillo sea un corrupto o que esté vinculado directamente a hechos de corrupción, salvo que una prolija investigación demuestre lo contrario.
No obstante, pienso que el presidente tiene tres defectos: Desconfiado, torpe y que todavía no aprende a comunicarse directamente con el pueblo.
1. DESCONFIADO. Pedro Castillo sabe que ha recibido un Estado corrupto desde lo más arriba hasta lo más abajo. Será tal vez por eso que es desconfiado, porque sin escuchar consejos que le alcanzaron, optó designar a personas sin conocerlos bien para ocupar algunos cargos de confianza o que formen parte de su entorno íntimo.
Esto le viene acarreando consecuencias nefastas, siendo el más grave el caso de Bruno Pacheco, su exsecretario de Palacio. Claro que Castillo admitió después que se equivocó con Pacheco, pero eso pudo haberlo evitado.
2.TORPE. No sé si Castillo comete torpezas por inexperiencia o por ingenuidad. Tanto esfuerzo le costó zafarse de las influencias de Cerrón, para después cometer la torpeza, por no decir la estupidez, de la casa de Breña. Sabiendo que la ultraderecha y sus medios de comunicación lo vigilan las 24 horas del día sobre lo que hace y lo que no hace, Castillo comete la estupidez de recibir a cierta gente en la casa de Breña, conociendo la advertencia de que toda reunión de esta clase debe hacerse en Palacio de Gobierno.
El presidente quiso salir del paso señalando que fueron reuniones de carácter personal, pero eso no cuenta pues, más aún cuando tiene enemigos poderosos que están al acecho para tumbarlo. En todo caso que las investigaciones den su veredicto al respecto.
3. INCOMUNICACIÓN. Castillo y su gobierno debiera tener un hilo de comunicación propio y directo con el pueblo. Por ejemplo, contratar un espacio simultáneo y semanal en Radio Nacional y Canal 7 para informar las cosas buenas que ejecuta el gobierno y dar explicaciones sobre diferentes hechos. Y a la vez recibir las respuestas, críticas y consultas del pueblo.
Esto con la finalidad, también, de luchar contra el silenciamiento de la gran prensa privada, así como contra la manipulación interesada de la información. Además que un gobierno tenga canales propios de comunicación con el pueblo no sería nada nuevo, así lo hizo José Mujica en Uruguay y también lo viene haciendo López Obrador en México.