¿Cómo un grupo de ciudadanos luchó para que el único instituto estatal de Barranca tenga local propio?

Desde 1984, el Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre careció de local propio. En agosto de este año, se completó su nuevo edificio, gracias a docentes y ciudadanos que supervisaron el proyecto. Esto representa una esperanza para Barranca, una ciudad con infraestructura educativa deficiente.
Contar con un local propio le tomó 38 años de persistencia al Víctor Raúl Haya de la Torre de Barranca
Anthony Quispe
Anthony Quispe
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Desde su primera construcción rústica hasta su última residencia alquilada, el Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre nunca tuvo local propio desde su creación en 1984. Para conseguirlo, los docentes antiguos fueron los principales actores: obtuvieron un terreno y luego buscaron que el Gobierno Regional de Lima realice un proyecto para la construcción del edificio. Pasaron los años y el proyecto solo era una promesa. Tras 40 años de insistencia, en agosto de este año por fin terminó la construcción del nuevo local y su inauguración está programada para estos meses. En el proceso, un grupo de ciudadanos se sumó realizando veedurías a la construcción para que cumpla con estándares de integridad para prevenir actos de corrupción. 

Doble nombre y las sillas de adobe

El ingeniero José Rodas, docente cesado, vive frente al mar. Es una casita blanca que viene remodelando hace un tiempo y cuya terraza tiene una hermosa vista al mar de Puerto Supe. Aquí, de tanto en tanto su voz se apaga cuando cuenta la lejana historia del instituto, a los que dedicó 37 años de su vida. Recuerda con nostalgia a sus alumnos, a sus colegas y con cierta tristeza a todos los ex locales del Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre, pues nunca hubo un local propio al cual regresar, siempre, cúal nómadas se trasladaban de un lugar a otro. 

“Se fundó pero no teníamos donde estar, políticamente se creó el instituto y se acabó, nosotros teníamos que ir a buscar un lugar en donde alojarnos, y así estuvimos”, recuerda el profesor Rodas.

El maestro riega un grupo de fotografías en su mesita, y recuerda su vida como docene de varias materias, como cuando actuó como especialista en zootecnia, cuando logró sin que nadie se entere y todos olvidaran, recopilar la historia del Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre, el más antiguo de Barranca y el único centro de estudios para muchos jóvenes de escasos recursos por llevar una carrera técnica. 

Mientras mira las fotos, rememora con nostalgia a sus alumnos y excolegas, profesores fundadores que ya fallecieron. Recuerda a la primera promoción de Pecuaria en 1986, cuando el nombre de aquel centro de estudios era otro, Instituto Superior de Barranca. La creación de este centro de estudio está asociada a la creación de la provincia de Barranca en 1984, “Belaunde fue el que creó este instituto, no el APRA, ninguno del APRA”, asegura el profesor Rodas.

Foto histórica, el primer local del instituto construido por alumnos y docentes entre 1985 y 1987

“Se creó con el nombre de Instituto de Barranca, políticamente también entró (Alan) García y le cambiaron el nombre, teníamos como cuatro o cinco años funcionando y le cambiaron el nombre. Nuevamente, nosotros luchamos y se cambió a Instituto de Barranca”, añade Rodas, sin embargo, en 2006, en la segunda gestión del Partido Aprista Peruano (PAP), retornó a la denominación actual: Instituto de Educación Superior Tecnológico Público “Víctor Raúl Haya de la Torre”, mediante Resolución Directoral Regional, como lo consignó en la Reseña Histórica que investigó y redactó el profesor.   

El instituto recién creado tenía sólo tres carreras: Contabilidad, Producción Agraria y Producción Agropecuaria. Y funcionaba en una fachada rústica, con dos salones de adobe y caña en la zona residencial de Santa Catalina, donde ahora hay una posta médica. El terreno donado por la Municipalidad Provincial de Barranca, tiempo después fue abandonado por la violencia política. Así empezó. 

“Los mismos estudiantes y docentes empezaron a construir las aulas con adobe, hasta los asientos con adobe”, cuenta la jefa de la Unidad Académica del Instituto Victor Raúl Haya de la Torre, Lic. Kelly Huarasca.

“Aquel entonces, en tiempos de terrorismo, un estudiante de Agropecuaria fue asesinado, entonces nos piden las autoridades de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DREL), entre el 85’ y 86’, que busquemos un local aquí en la ciudad de Barranca”, comenta la Ing. Adolfina mientras conversa con la Lic. Kelly. Durante su estancia en el local de adobe y quincho, que colindaba con un acantilado frente al mar, formaban a sus estudiantes en horarios vespertinos, y al trasladarse para la ciudad, y pasar por diferentes instituciones siguieron con horarios por la tarde. 

“Él también fue uno de los fundadores, ya no podrá ver el nuevo local, por el que luchamos”. En una foto está el licenciado en Administración Luis Salinas Gallardo, docente histórico que falleció hace poco. También está Rodas, un poco más joven. Son solo tres los docentes que prácticamente fundaron el instituto o fueron nombrados: el ingeniero Rodas, el administrador Salinas, profesor Pablo, y la ingeniera Adolfina Ávila. Esta última, es la única que queda enseñando en el Instituto.    

Sin hogar propio y una nueva esperanza

La ingeniera Adolfina, se acerca al escritorio de la licenciada Kelly, para recordar el número exacto de locales por los cuales pasaron. “De un local a otro te botaban, no había estabilidad” asevera Adolfina. Fueron siete locales por donde pasó el Instituto, algunas veces ocupaban escuelas como la Institución Educativa 21012 de Barranca, donde funcionaba por las tardes, o la UGEL, Santa Catalina, el colegio San Ildefonso, un local en San Pedro, el Parque de Los Próceres. Su último recinto es alquilado y está en el Jr. Olaya, un edificio de 5 pisos, de color plomo y azul.     

Para los docentes, profesores y exalumnos, no es novedad que se anhele desde siempre la construcción del local del Instituto. “Yo recuerdo que hubo una marcha en 1997, fue con el ingeniero Rodas, también creo con el profesor Tenorio, para exigir ante la Municipalidad Provincial de Barranca, la construcción del Instituto en el terreno de Santa Catalina”, recuerda Karim Alfaro, secretaria de la Unidad Académica y exalumna del instituto. Pero no se logró aquella hazaña. 

Los restos del antiguo local del instituto en el sector de Santa Catalina, aún quedan huellas que sufrió en la época de la violencia política

“Huaral tiene Instituto, Chancan, el sur de Cañete, Mala, todos tienen local, el único que no tenía era el Victor Raúl, Chancan también tiene, y nosotros no tenemos, a pesar de ser los más antiguos y tener mayor población, mucho más presupuesto y no teníamos local”, dice Alfaro. Además asevera que el instituto no puede licenciarse, pues necesita un local propio. Así pasaron 12 presidentes, 6 gobernadores regionales, y solo en la última se ejecutó la promesa de gestiones pasadas.

“A veces las marchas son necesarias, para que las autoridades reaccionen, ¿cuántos documentos ha habido por todo lado?”, reflexiona Alfaro respecto de la indiferencia política tras las gestiones que hicieron los administrativos del Instituto por 36 años. 

En todo caso, en junio de 2023, logró obtener el proyecto y un presupuesto para la construcción del nuevo local, con el riesgo de que la obra se paralice, como ocurre con otras 203 infraestructuras educativas detenidas, cinco de las cuales en Lima, de acuerdo con el portal Infobras, hasta diciciembre de ese año. 

Un terreno frente al mar

“El sueño se ha hecho realidad”, asegura con orgullo la ingeniera Adolfina Ávila, cuando le comentan sobre el avance de 95.4% de la construcción del local propio a junio de este año. Pero, para toda construcción pública, la obtención de un terreno saneado y registrado es el inicio. Para la ingeniera fue una urgencia.

Adolfina es natural de Huacho. Llegó al instituto en 1994 por el trabajo de su esposo, porque era el único de este sector de Lima. “En Huacho no había Instituto Tecnológico, solamente en Barranca, cuando yo vine de Lima reasignada, los únicos institutos que habían eran: Barranca, Cajatambo, Oyón y Chancay, elegí a este Instituto porque estaba más cerca”. Ha dedicado toda su vida a este centro educativo, y fue la docente de educación transversal que impulsó el proceso de obtención del terreno donde actualmente se construyó el nuevo local.

El proceso de obtención del terreno para la construcción del local nuevo, inició en el 2009, por la curiosidad de la ingeniera Adolfina y que reforzó durante su gestión directoral de 2012 a 2015. “Ese terreno era una urbanización, y en una urbanización siempre hay un área para educación, como nosotros nos interesamos, indagamos para hablar con la directiva de esa urbanización, y como ya no existía la directiva, entonces recurrí a la Municipalidad para sacar el plano catastral, y en el plano catastral sí estaba los 1,005 mts2 del área del terreno”, explica la docente.

Primera promoción de la carrera técnica de Pecuaria en 1988, el profesor Wilfredo con muchos años menos acompañó a esta generación

La curiosidad y visión durante la dirección de la ingeniera fue vital para registrar el terreno en favor del Instituto. “En ese entonces, le pedí al alcalde (de Barranca) Romel Ullilén, que nos asignara el terreno; me dio una constancia y fue como una partida de nacimiento a favor de mi institución: el Ministerio de Educación hizo el registro en la Sunarp, indicando que estaba destinado a favor del instituto”, cuenta la ingeniera.

Hay una gran familiaridad entre la ubicación del antiguo terreno y el nuevo. En el primero, se ven aún los rastros del primer local abandonado y un acantilado tétrico. En el segundo, el extenso mar y un circuito turístico que lleva al Cristo Redentor de Barranca, también cerca de un acantilado y si te acercas hacía él, chocarás con un parque de skating, que bien podría funcionar como mirador, ubicado entre la Costanera y calle César Augusto.

 Voluntad política

Obtener el terreno solo era el primer paso. Ahora tocaba realizar un proyecto que permita la construcción del nuevo local, y presupuesto para ello. “Fui al Gobierno Regional y allí se hizo el perfil y el expediente técnico, esto fue el 2012. Ya el 2015 deje listo, aprobaron (mucho después) el expediente con su código SNIP y un presupuesto de 3 millones 300 mil”, afirma Adolfina. Pero no fue hasta el 2023 que recién se desarrolló la construcción. ¿Qué pasó?

Si bien todo quedaba en las manos de autoridades regionales, hubo factores que demoraron más el proyecto: promesas incumplidas y la pandemia. “Todos nos prometían”, asevera la Lic. Kelly, quien asumió la dirección del Instituto en 2015, después de la ingeniera Adolfina. 

“Ese año se pidió la construcción, se estaba pidiendo el presupuesto. En una sesión de Concejo Regional se declaró como prioridad regional la construcción del instituto, en 2015, cuando fue gobernador Nelson Chui […] Solamente esperamos el presupuesto, en una reunión de setiembre de ese mismo año, con todas las autoridades de Barranca, el gobernador mencionó que ya se iniciaba la construcción del instituto en el 2016 y que para el 2017 ya lo tendríamos construido”, recuerda con cierta gracia, la licenciada Kelly. La promesa quedó incumplida.

Antes de Chui, gobernó Javier Alvarado, entre 2011 y 2014. “Con él no se hizo nada”, dice Kelly. Y después de Chui, con el gobernador Ricardo Chavarría “salió la resolución de ejecución” recuerda la secretaria Karim Alfaro, “el presupuesto que estaba designado para la construcción […] pero, llegó la pandemia y todo el presupuesto lo destinaron con prioridad para (atender) la pandemia”.

14. Karim Alfaro, secretaria de Unidad Educativa del instituto, sabe las adversidades que pasó el instituto donde fue alumna y donde ahora trabaja

En 2020, cuando el instituto estaba alojado en la Institución Educativa San Ildefonso, la naturaleza azotó a Barranca afectando diferentes inmuebles de la ciudad. “El instituto manifiesta su preocupación ante la situación de emergencia que atraviesa […] en cuanto a la infraestructura precaria en la que alberga a 652 estudiantes […] por motivo de la inclemencias de las lluvias que se han presentado, […] lo que ha deteriorado los equipos y mobiliarios sumándose a ello, el deterioro de la instalación alquilada y su alto costo”, se explica en el Oficio N° 0255-D-IESTP-VRHT-BCA-2020, como un grito desesperado para acelerar el proyecto de construcción del nuevo local.

El instituto solicita en el mismo documento, el apoyo urgente del Ministerio de Educación en el “seguimiento del expediente técnico y la realización de la licitación  de la obra y ejecución de la construcción del local institucional”.

El proyecto que logró gestionar la ingeniera Adolfina y que sus sucesores hicieron seguimiento, tiene como nombre: “Mejoramiento del servicio educativo del Instituto de Educación Tecnológico Público Víctor Raúl Haya de la Torre” y fue declarado viable el 12 de febrero de 2016, por un monto de inversión de 3 millones 302 mil 773 soles, y debió ser ejecutado por el gobernador Nelson Chui. 

Pero no se hizo, y después de cuatro años, se tuvo que modificar el monto. El 1 de julio de 2020, en la gestión de Javier Alvarado, creció a 9 millones 454 mil 426.17 soles.

Tras la pandemia de la covid-19, la gobernadora Rosa Vásquez resolvió continuar con el proyecto. Su antecesor había lanzado a concurso 9 millones 446 mil 165.05 soles, y ganó la empresa ALCO consultores y constructores SAC. En junio habría una nueva modificación del monto con la reevaluación del expediente técnico. 

Los costos nuevamente aumentaron y también aparecieron señales de una paralización de obra para una reevaluación de costos y la ampliación de plazos. Allí ingresa la labor de la Red de Integridad de Lima que cobra vital importancia para evitar actos de corrupción, se cumplan estándares estrictos y regulen los tiempos de construcción.

Los veedores ciudadanos

La Red de Integridad realiza veedurías ciudadanas a obras públicas de El Estado para prevenir actos de corrupción. En Perú existen estas redes ciudadanas en siete regiones: Piura, Lambayeque, Cajamarca, San Martín, Loreto, Cusco y Lima provincias.

En Lima la iniciativa nació a partir de la propuesta de la Mesa de concertación de lucha contra la pobreza de Supe-Barranca, y la conformaron instituciones de la “sociedad civil, entidades públicas y privadas, esta organización tiene diferentes mesas de trabajo entre las que está la Mesa de trabajo de seguimiento de inversión pública, esta mesa es la que se convirtió en la Red de Integridad”, explica, Ruth Robles, periodista y miembro de la Red de Integridad Lima.

Desde 2023, esta red verifica el cumplimiento de 15 Estándares de Integridad propuestos por USAID, la agencia de cooperación de los Estados Unidos, en 13 obras públicas de Lima provincias. “En abril de ese año, la Red de Integridad de Lima provincias empezó a trabajar en las veeduras en unas 13 obras públicas del Gobierno Regional de Lima, que forman parte de la Carta de Colaboración con USAID”, comenta Robles.

Uno de estos 13 proyectos de la iniciativa Inversión Pública Transparente (TPI) fue el “Mejoramiento de los servicios del ITS Víctor Raúl Haya de la Torre”, con un presupuesto acumulado de 12 millones 79 mil 897 soles, cuya ejecución contractual, inició el 9 de mayo de 2023 y culminó este último 9 de agosto de 2024: duró poco más de un año.

Manuel Sánchez explica los estándares que cumplió, no cumplió y quedan pendientes del proyecto de construcción del Victor Raúl Haya de la Torre.

Los miembros de la Red se centraron en verificar los estándares de integridad, desde la etapa de ejecución contractual de la obra y  realizaron la veeduría de las fases anteriores del proyecto, aunque esta ya había empezado; los actos preparatorios y el la selección de la empresa constructora.

La Red acompañó en la vigilancia de la inversión pública en la última fase: Ejecución contractual, aplicando la metodología de los 15 estándares de integridad. 

“Los 15 estándares de integridad se separan en tres fases: Actos preparatorios, Proceso de selección y Ejecución contractual. Son etapas por las que tiene que pasar un proyecto de construcción de una obra pública”, indica Manuel Sánchez, representante de Cedepas Norte y  miembro de la Red de Integridad Lima provincias.  

Sánchez es uno de jóvenes actores y es quien más conoce la vigilancia con estándares de integridad. La construcción del Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre solo cumplió 8 de los 15 estándares de integridad, 5 están pendientes de evaluar y dos no se cumplieron. 

Los que se cumplieron

De los ocho estándares cumplidos, los que más resaltan son el cuarto, quinto, décimo, undécimo y décimo tercer estándar.

El cuarto estándar, de Calidad del Expediente técnico de la Obra (ETO), se comprueba con la resolción de aprobación del expediente técnico, publicada y actualizada en el portal del Sistema de Seguimiento de Inversiones (SSI).

En quinto estándar: Acciones de colaboración público-privada, fue cumplida con la publicación en noviembre de 2023, de la Directiva N° 008-2023-GRL/GGR, que aprueba los “Estándares de integridad en contrataciones públicas” en 13 obras públicas en la región. Accionando de esa forma, la colaboración entre la el gobierno regional, la empresa y la Red de Integridad. 

Respecto al décimo estándar: Suscripción de contrato de acuerdo a requisitos legales, que se comprueba con la publicación oportuna del contrato en el SEACE y el portal Invierte.pe.

En tanto, en el undécimo estándar: Supervisión de obra permanente y preventiva, el estado de ejecución de la obra está al 100 %, de acuerdo con el SSI del portal Invierte.pe, al 9 de agosto de este año. Ya culminó la obra. “En las visitas pudimos comprobar que la supervisión está allí permanentemente; hay un contrato de supervisión, un cuaderno de obra”, explica Manuel.

 

El nuevo hogar del instituto, tiene aulas y equipamiento implementado, pero aún no posee servicios básicos

Sin embargo, existen algunos datos contradictorios con el décimo tercer estándar: Valorizaciones de obra, pago oportuno y transparente. “No hubo problemas en ese aspecto, no hubo paralizaciones por falta de pagos…”, asevera el representante de Cedepas. Aunque públicamente no hubo paralizaciones por falta de pagos, de acuerdo con el cuaderno de obra digital, sí existieron dos paralizaciones. 

La primera, el 02 de junio, debido a la revisión del expediente, la solicitud de un presupuesto adicional y pedido de absolución de consultas. LaEmpresa retornó a sus labores después de que el gobierno regional notificase la aprobación del adicional con la Resolución Gerencial General Regional N° 221-2023-GRL/GGR, el 26 de agosto de 2023.

“La Red buscó agilizar las respuestas a la solicitud del adicional y la ampliación de plazos, tras coordinaciones con la Entidad y la Empresa retornaron a sus labores. De allí en adelante las respuestas a las solicitudes fueron más oportunas. Actualmente estamos realizando seguimiento a la Suspensión N° 2”, concluyó Manuel. La Red intervino para que esta primera paralización sea lo más corta posible.

La segunda paralización, fue el 5 de julio de 2024, como indica el cuaderno de obras digital. Este medio ingresó a las instalaciones de la obra durante la inspección del consejero regional de Lima, Ronald Soberón Vizcarra.

El residente de la obra, Ing. José Cano Pérez, explicó que por un término de 10 días fue suspendida la obra, por la ausencia de la supervisora por dificultades de salud. El jueves 25 de julio, la empresa retornó a sus labores. Aunque la entrega de la obra estaba planeada para el 30 de julio, fue concluida el de agosto.

Los que no se cumplieron

Respecto a los dos estándares que no se cumplieron, Manuel Sánchez explica que tiene que ver con la elección de propuestas para la construcción del nuevo local. El sexto estándar: La convocatoria contiene reglas de juego  transparentes. “No se cumplió, porque la Entidad demoró en llamar la convocatoria de postores para la construcción del nuevo local del instituto”, asevera. 

En cuanto al octavo estándar: Pluralidad de propuestas y trato igualitario, el representante de Cedepas Norte, asevera que no se cumplió, ya que al revisar la lista de las propuestas para la ejecución contractual de la obra (en el SEACE), solo hubo un postor: ALCO EIRL, ganadota de la convocatoria.

Inés Flores es una de las alumnas con una edad superior a la de sus maestros, ella considera que su edad no es problema para cumplir sus metas

Los que quedan pendientes

Los estándares doce y catorce son los principales que quedan pendientes. El duodécimo: Adicionales y ampliaciones de plazo motivados, explica Manuel, “es una cuestión muy técnica, el estándar 12 es ver si la Entidad ha comunicado oportunamente a la Empresa, como no hubo (muchas) suspensiones no hubo problemas, uno podría asumir que la entidad ha comunicado a la empresa que se le aprobó el adicional para que continúe con el trabajo, lo que nos falta es la evidencia de esa comunicación, un documento, una carta”.

Y en el caso del décimo cuarto estándar: Entidad absuelve las situaciones adversas de la Contraloría General de la República oportunamente, también quedó pendiente pues la Contraloría General identificó nueve situaciones adversas en la construcción del nuevo local del instituto, de acuercon el Informe del Hito de Control N° 034-2024-OCI/5344-SCC, del 19 de junio de este año.

El documento señala que existió carencia de limpieza, señalización e incumplimiento de seguridad. Quizá los más resaltantes fueron las deficiencias en la elaboración y evaluación del expediente técnico adicional por el cual se modificó el presupuesto y la “ausencia de personal clave de la empresa contratista”, como especifica el Hito de Control N.° 002-2024-OCI/5344-SCC.

Sin embargo, Manuel Sánchez, de la Red de Integridad, aseveró que ya se entregó el informe levantando las observaciones hechas por la Contraloría.

Para el cumplimiento del estándar de liquidación y recepción de la obra de acuerdo con el ETO, si bien la construcción de la obra ya está finalizada, debería conformarse el Comité de recepción de obra, que tendrá un plazo determinado para realizar sus observaciones. Aunque la empresa informó que no podría entregar todo el proyecto por situaciones adversas con los servicios básicos.

Po ejemplo, la empresa ALCO SAC, informó demoras en la atención de solicitudes de las empresas prestadoras de servicio de saneamiento y energía, por el cual la recepció de la obra queda suspendida. 

La licenciada Jimena Fabian también fue estudiantes en los años de precariedad del instituto, ahora ve el futuro de sus estudiantes con mucha esperanza
La licenciada Jimena Fabian también fue estudiantes en los años de precariedad del instituto, ahora ve el futuro de sus estudiantes con mucha esperanza.

Los veedores ciudadanos de la Red de Integridad son conscientes que aplicar los 15 estándares de integridad a todas estas obras solo es el comienzo de una serie acciones que realizarán en la región. Afortunadamente, se encontraron con un grupo de funcionarios del Gobierno Regional de Lima, dispuestos a transparentar la información y coordinar soluciones ante las adversidades en la ejecución de los proyectos.

En noviembre de 2024, se cumple un año de la publicación por el Gobierno Regional de Lima de los “Estándares de integridad en contrataciones públicas”, que fortalece la Unidad Funcional de Integridad, creado el 15 de agosto de 2022.

Historias del futuro

Hace poco un grupo de estudiantes y una docente visitaron el nuevo local del Instituto Tecnológico Superior Víctor Raúl Haya de la Torre. Me acerco al aula para consultarles sobre las mejoras del equipamiento en el nuevo local y cómo beneficiará la nueva infraestructura a su aprendizaje.  

La licenciada en enfermería, Jemima Fabián de 32 años, llama a la alumna más seria y responsable de su salón, Inés Flores del penúltimo ciclo de 41 años. La diferencia de edades es lo primero que salta a la vista, pero es algo que la secretaria de la Unidad Académica, Karim Alfaro, y el profesor Wilfredo Rodas ya me habían advertido, que era algo habitual en este instituto, por lo que no me sorprendió mucho. 

“Hay estudiantes que estudian y trabajan, otros son mamitas o papitos, hay de todo, pero con tal de superarse y ser alguien en la vida, estudian”, reflexiona Karim, también egresada de este instituto.

De pronto separo a la docente de su estudiante para poder entrevistarlas. La licenciada Jemima Fabián, también egresada del instituto, recuerda las vicisitudes que pasó su generación de colegas para aprender. “Yo he sido egresada de este instituto, nosotros estudiabamos en precariedad inclusive el techo era de calamina, inclusive las carpetas no eran tan cómodas para sentarse, para los docentes a veces hacía falta los equipos también los laboratorios,faltaban los materiales”, cuenta.

Uno de los primeros selecciones de fútbol del instituto, este equipo campeonó en 1990

La enfermera señala los beneficios que esta nueva casa de estudios traerá a sus estudiantes y a ella como docente. “Las aulas son amplias, más modernas, con unos armarios para las mochilas de los alumnos, el comedor es un poco angosto pero también es una oportunidad. Es un poco más seguro. En el laboratorio, para la simulación del parto, hay muñecos de bebé, cordón umbilical y placenta. Es más implementado y será una ventaja para los nuevos estudiantes”, concluye la docente.

Inés Flores hubiese querido que la construcción haya sido más antes. Ella es profesora de inicial y mamá de dos jóvenes universitarios; y decidió estudiar esta carrera porque experimentó que en su familia faltaba conocimiento en salud.

“Tal vez no lo voy a gozar al 100 % pero si estoy agradecida por esta iniciativa […] porque va beneficiar a cada joven de Barranca, y también a la personas con edad como yo, que estoy realizando mi sueño. Contando con una infraestructura diferente, vamos tener un instituto moderno, equipado. Ojalá se pueda instalar otras carreras”.