Herlinda Torres, presidenta de las ollas comunes de Chilca, cuenta que las madres acuden a los mercados del de Huancayo a recolectar verduras, menestras y demás, soportando insultos y malos tratos, pues la gente no entiende la necesidad de las personas que dependen de las ollas comunes para alimentarse.
Estos comedores de ayuda nacieron a inicios de pandemia y actualmente brindan sus servicios a la comunidad los martes, jueves y sábados. Herlinda, junto a otras madres de familia, atienden desprendidamente a personas de bajos recursos económicos.
Las ollas comunes fueron reconocidas por el Estado, por lo que deberían recibir financiamiento y garantizar su sostenibilidad, de acuerdo a la Ley N° 31458, pero Herlinda manifiesta que la única ayuda que recibe del Estado, fue del programa Qali Warma por tres meses, en el 2021.
El abandono de las municipalidades es evidente. Pese a la ley que garantiza la sostenibilidad y financiamiento de las ollas comunes, sus presidentas salen a recolectar alimentos para atender a más de 377 beneficiarios en la zona de Chilca Alta, un lugar que incluso carece de agua potable.
Al tener más de dos años de funcionamiento y haciendo hasta lo imposible por encontrar recursos, Hermelinda y las madres de familia de las ollas comunes de Chilca, solicitan a las autoridades que se interesen por ayudar a los niños y adultos mayores, quienes son los que principalmente acuden a sus locales para alimentarse.