Pedro Castillo y el cerronismo han prostituido una aspiración legítima del pueblo como es la Asamblea Constituyente y una nueva Constitución. La han manoseado tanto y trafican políticamente con ella buscando remediar el fracaso de Perú Libre en el manejo del Estado.
Presentar hoy un proyecto de ley al Congreso para legislar sobre la convocatoria a una asamblea constituyente, en mi concepto, atropella los siguientes principios:
PRINCIPIO DE OPORTUNIDAD, es decir conocer, previo análisis, si una nueva Constitución es tarea del corto, mediano o largo plazo. Tener claro pues si es un objetivo inmediato o no para satisfacer las necesidades más urgentes del país. Es un grave error medir solo (y mal) el objetivo estratégico y desdeñar la táctica en esta pelea.
PRINCIPIO DE LA PROPAGANDA, que consiste en explicar al pueblo porqué se quiere cambiar esta Constitución fujimorista y espuria, difundiendo pedagógicamente ejemplos claros y puntuales (principalmente el capítulo económico), a fin que la población mayoritariamente lo entienda y acepte.
PRINCIPIO DE LA CORRELACIÓN DE FUERZAS, sopesar que los procedimientos para redactar una nueva Constitución pasa, necesariamente, por los fueros del Congreso. Entonces, si tienes un congreso radicalmente adverso, como el actual, será difícil lograrlo. Más aún, cuando tienes también encima el poder de la gran prensa al servicio del capital y por ende enemiga de que cambien las cosas con una nueva Constitución.
Por ello es que el proyecto de ley del gobierno de Castillo remitido al Congreso sobre una nueva Constitución con toda seguridad será rechazada por este poder del Estado y allí quedará. Pero lo más grave es que la derecha y los sectores conservadores se aprovechan de estas circunstancias difíciles para desvirtuar esta reivindicación nacional de tener una nueva Constitución acorde a los derechos, obligaciones y necesidades de un Perú del siglo XXI.