El cuerpecido sin vida del niño Brayan, de apenas cinco años de edad, quien falleció luego del ataque de unos 30 perros en las orillas del río Mantaro, fue enterrado en el cementerio del distrito de San Pedro de Saño, donde vivía con su familia.
Los familiares y amigos del pequeño llegaron al camposanto aproximadamente a las tres de la tarde del último martes, donde los vecinos y personas de bien le entregaron a los padres víveres y otros producros de primera necesidad.
La familia vive en la pobreza. Incluso la carroza que trasladó el cuerpecido fue donado por la funeraria Santa Fe Tolentino. Un mototaxista de de la Asociación de Mototaxis la Alameda, lamentó la muerte del niño y se comprometió apoyar a la familia para que el deceso del pequeño no quede impune.
La madre, doña Hilda Espíritu, quien pertenece al grupo de reciclaje donde la familia trabajaba, recordó que no fue la primera vez el ataque de los perros a personas. Esta fue la tercera, incluso ella fue una de las víctimas e ocasiones anteriores.
El niño Bryan deja otros seis hermanitos.